Escondido en uno de los rincones más oscuros de la constelación de Orión,
este murciélago cósmico, a dos mil años luz de distancia, extiende sus
nebulosas alas a través del espacio interestelar. A pesar de estar envueltas
por nubes opacas de polvo, los brillantes rayos de las estrellas jóvenes de su
núcleo iluminan la nebulosa.