En todo el mundo las mujeres sufren
discriminación de género en el lugar de trabajo, a menudo terminan en empleos
precarios, con bajos salarios y constituyen una pequeña minoría entre los
líderes empresariales. Al mismo tiempo, todavía
se encargan de la mayor parte de las tareas domésticas, lo que les deja
poco tiempo para perseguir sus ambiciones económicas.