Los nubarrones amenazaban con echar por tierra la boda en la playa de Serhiy y Tania. Pero cuando la pareja bajó por la larga escalera blanca para saludar a sus invitados, las sillas vacías indicaron que había un problema mayor. Faltaba la mitad de sus invitados.
Sus familiares y amigos enviaron sus disculpas, pero explicaron que el riesgo de asistir a la ceremonia hubiera sido demasiado grande.
¿Qué pasaría si los atrapaba uno de los escuadrones de reclutamiento que ahora rondan por las calles de Ucrania?