Países
como España, que ha sufrido poderosas
tormentas que han destruido puentes, carreteras, vías ferroviarias y
visto pueblos enteros sumergidos, son el ejemplo de cómo el cambio
climático puede dejarnos sin transporte.
Un nuevo estudio hecho para la región europea y Canadá pone de
relieve la importancia de adaptar la infraestructura a la mayor
amenaza del siglo XXI.